7 de febrero de 2010

Relatos de Graham Greene (3): May we borrow your husband?

Y al séptimo día, Graham Greene se divirtió.

Cuando publicó esta colección de "comedias sobre la vida sexual"(1967), Greene tenía sesenta y tres años y estaba en su momento (literario y personal) más lúdico y encantador. Acababa de mudarse a Antibes con su novia Yvonne Cloetta y parece que el aire del Mediterráneo le estaba sentando muy bien, lo que sin duda se nota en su escritura. Lo siento, Proust, aquí lleva razón Sainte-Beuve.

Greene parece decir al lector: "No me tomes muy en serio, pero si tienes un rato siéntate, sácame una copa y escucha, que te voy a contar una cosita..." Y con ese tono medio ligero y medio travieso narra unas cuantas historias crueles que, en sus mejores momentos, recuerdan a algunos cuentos de Muriel Spark. De hecho, el narrador de las tres primeras historias tiene la voz del de The Fortune-Teller o The Dragon: es el embaucador listillo que jura, mordiéndose la lengua, estar contando la verdad y nada más que la verdad.

Sí, seguro.

Un hotel en Antibes al final del verano, un escritor mayor con vocación de voyeur y una pareja de decoradores: The elder man was nearing fifty and the grey hair that waved over his ears was too uniform to be true: the younger had passed thirty and his hair was as black as the other's was grey. El escritor los ficha desde su terraza como si nada, y a continuación nos cuenta la excusa clásica: yo no me metí, yo sólo cuento "the events of this sad little comedy" como los vi. Pero en el fondo está el dilema histórico del narrador que podría quedarse sin historia si no se mete un poquito, sólo un poquito, y da un empujoncito, sólo un empujoncito, a los acontecimientos. Es un temazo.

En seguida llegan al hotel Poopy y Peter, un matrimonio que disfruta (es un decir) de una luna de miel sin sexo. Los decoradores sacan su radar, el escritor saca el suyo y los tres llegan a la misma conclusión: Peter escora. Los decoradores empiezan su asedio y el escritor, que prefiere a la chica, empieza el suyo. Quiere el azar que se la encuentre sentada a la puerta de un museo, llorando: She jumped a little as she turned and dropped her handkerchief, and when I picked it up I found it soaked with tears -it was like holding a small drowned animal in my hand. Pero el escritor es un hombre mayor y, haciendo de la necesidad virtud, nos cuenta que no quiere seducir a la joven porque es un hombre con escrúpulos. Pero, claro, tampoco puede contarle la verdad porque la comedia le está entreteniendo demasiado.
O sea, que los escrúpulos le llegan hasta un límite:
There was no move I could make. I had just to sit there and watch while they made the moves carefully and adroitly towards the climax.

Esto es un Henry James "tongue-in-cheek". Es una historia genial, soberbia, extraordinaria, uno de los dos hitos que contiene este libro.
El otro es "Cheap in August", que merece un post aparte, una calle, un monumento. Y entre el resto sobresalen Mortmain, A shocking accident (que pasa inmediatamente a mi lista de obras favoritas sobre el viejo tema vida ≠ arte, junto con The harvest, de Amy Hempel, Material, de Alice Munro y Storytelling, de Todd Solonz) y, tal vez, The root of all evil.

En breve, más.
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Artículo (gossip, basically) sobre Yvonne Cloetta

3 comentarios:

Cristina dijo...

Apenas he leído nada de Graham Greene, pero lo que cuentas y las fotos/portadas con las quwe acompañas los textos me están tentando mucho. Se tendrá en cuenta, como siempre todo lo que comentas por aquí.

Pablo Chul dijo...

Gracias por el comentario, Cristina. Yo también tengo en cuenta todas tus buenísimas recomendaciones y sigo tu blog siempre con interés, aunque no comente mucho!
Pablo

Oscar dijo...

Pues te deje el comentario en la entrada de Sprk, pero ratifico que me da mucha alegría compartir tu admiración por este grupo de relatos, especialmente por el que le da titulo. Los decubri en español en un ejemplar de segunda mano de Edhasa hace años y lo he leido muuuuchas veces. Fue el culpable de que cuando mejoré algo mi inglés, uno de mis primeros volúmenes fueron los cuentos completos de Graham Greene.

Y si en la misma entrada me mencionas a Alice Munro y Amy Hempel, ya me va a dar algo.