25 de abril de 2010

Un mundo, dos visiones: Richard Yates y Shirley Jackson


Vamos a poner a Shirley Jackson en un plato de la balanza y a Richard Yates en el otro, sólo por ver qué pasa, y tal vez –sólo tal vez- llegaremos a alguna conclusión o alguna duda acerca de la literatura, la realidad y sus escurridizas relaciones. De eso se trata.

Plato 1: Shirley Jackson, a quien de ahora en adelante llamaremos SJ, publica su primera novela en 1948 y la última en 1962.

Plato 2: Richard Yates, RY de aquí en adelante, publica su primera novela en 1961 y la última en 1986.

De fondo, la Age of Anxiety: La vida suburban de posguerra en Estados Unidos, con sus consabidos elementos propios (casas con césped, trenes de cercanías, tecnología, miedo a la amenaza nuclear y comunista, heridas de posguerra, alcoholismo, psiquiatría, etc) y con elementos comunes a cualquier otro espacio-tiempo literario (matrimonios fracasados, hipocresía, brecha generacional, soledad, mujeres sin rumbo, ansiedad, cuernos, lucha frustrada del individuo contra el mundo, etc). Del cruce de unos y otros surge la foto de lo intangible y específico del momento: es, como se dice, el Zeitgeist del momento, o, si se prefiere, la Kunstwollen.


La imagen artística que una sociedad consensúa sobre sí misma es, según el momento histórico, más o menos intensa, más o menos vaga o más o menos nítida. Creemos tener una noción clara del tono que tuvo, por ejemplo, el final del Imperio Austrohúngaro porque hay varias obras literarias (Roth o Schnitzler, por ejemplo) que, juntas, sugieren la textura de un espíritu general hegemónico coherente, pero no sucede lo mismo con épocas que no dejaron para el futuro más que visiones individuales, anacrónicas o dispersas, como la Francia de Stendhal. En cuanto a Estados Unidos entre 1945 y 1960, la imagen es clara, legible como un buen briefing. Tiene, de hecho, la eficacia de un anuncio. Reconocemos ese universo porque lo hemos visto muchas veces: es la Age of Anxiety.

Y ahora toca incluir un pequeño detalle histórico y una pregunta.
El detalle es que ya en 1956 la cultura mainstream había asumido la imagen estereotipada de la Age of Anxiety como el retrato oficial y colectivo de la sociedad del momento. Los best-sellers y las pelis de Hollywood (El hombre del traje gris, por ejemplo) eran el espejo: hombres anodinos, esperanzas frustradas, niños angustiados....you name it, it's there.
Y la pregunta es: ¿qué sucede cuando un autor trabaja de espaldas a su tiempo?

Lo pregunto porque RY, repescado ahora como el epítome de la Age of Anxiety, agarró su tema (la angustia suburban de posguerra) con bastante retraso, cuando ya había escritores que lo están satirizando (Cheever) o reencuadrando (Jackson). Pero él, a lo suyo, mordiendo como un perro desde 1961 hasta su muerte.

Veamos, pues, cómo SJ y RY dirigen un mismo tema hacia dos sentidos:

SJ lleva al centro de su narración los aspectos latentes de la vida suburban y los incorpora al relato. El resultado es una explosión: de pronto, la definición de novela de tradición realista se vuelve flexible, pues debe integrar elementos que antes estaban reservados a otros géneros literarios. En su visión literaria de la vida suburban cabe el horror, la parábola, el relato alucinado, los personajes sin caracterización, la parodia, las voces narrativas intercambiables, el humor, la duda...SJ retrata el mundo conocido como no lo habíamos visto antes. Pirada o visionaria, da lo mismo: ha levantado la mano y nos ha dicho que, sintiéndolo mucho, ella ve o imagina las cosas de otra manera. El tema y el sentido toman direcciones divergentes.

RY
escribe una obra sólida y seria, sin levantarse de una silla con cuatro patas: la frustración de posguerra, la alienación del hombre gris, el amor malogrado y los sueños rotos. Sus novelas, de una en una y excluyendo A good school, son impecables, pero el conjunto resulta conservador y tibio porque el sentido no difiere de las características generalmente aceptadas del tema. RY muestra los aspectos dolorosos del dolor, los frustrantes de la frustración, los amargados de la amarguda, y lo hace magníficamente bien. Tema y sentido son la misma cosa.
Pero no. No es eso. La ambición literaria de RY parece pequeña al considerar su obra en conjunto. Nos ha contado lo que sabíamos.
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Fotografías de Thomas Allen

2 comentarios:

Carlos Rivero dijo...

Nos ha gustado mucho tu entrevista a Bértolo!
Un abrazo.

--LE MOTIN
www.lemotin.blogspot.com

Pablo Chul dijo...

Muchas gracias!
Un abrazo a vosotros. Ya sabéis que sigo vuestro blog.
Pablo