5 de noviembre de 2011

"Némesis", de Philip Roth


Crítica de "Némesis", de Philip Roth, publicada en Quimera, septiembre 2011

Juguemos a abril “Némesis” como si fuera un libro anónimo, y veamos qué pasa: es una novela breve –apenas doscientas páginas- dividida en tres partes. Las dos primeras narran la historia de Bucky Cantor, un joven profesor de educación física, durante una epidemia de polio en el verano de 1944 en Newark. La tercera sucede décadas después, cuando el narrador Arnie Mesnikoff, que quedó lisiado por la enfermedad entonces, se encuentra con Bucky y escucha la historia que hemos leído. Tenemos entre manos, pues, una narración sesgada o deformada por dos puntos de vista superpuestos, con lo que ello significa: el autor, sea quien sea, señala que esta historia no puede existir separada de sus narradores, y que su sentido estará en cómo éstos la interpreten o la hagan suya. Es decir, que la epidemia de polio que mató niños como moscas en aquel infecto verano de 1944 interesará en tanto en cuanto afecte a Bucky y a Arnie Mesnikoff. Bucky es portador de la enfermedad, y Arnie se contagia. Unidos en un instante por el virus, divergen a partir de entonces en la manera en que deciden vivir con el dolor: uno lo coloca en el centro de su existencia, el otro lo supera.

Aquí hay, en principio, un autor audaz, que se atreve con una propuesta narrativa que empieza presentando una historia de hondura bíblica y termina en una situación cotidiana acerca de la gestión del sufrimiento. Viajamos de su mano de la amenaza cósmica a los problemas de Bucky y Arnie, de la tragedia al melodrama, del tono mayor al tono menor, de la teología a la psicología. La dirección descendente de la flecha que traza “Némesis” indica, en principio, sólo riesgo.

Pero, ¿quién se atrevería a lanzarse tan decidido a semejante estructura anticlimática? ¿Cómo debemos interpretar la elección de dos personajes de dimensiones muy modestas –Bucky y Arnie- como heraldos de una historia que parecería aspirar a ser una metáfora de todos nosotros? Y, en otro orden de cosas, ¿qué voz podría esconderse detrás de las preguntas que plantea esta novela?

Pues parece haber algo de inocencia inquietante en “Némesis”, tanto en las ideas sobre las que se trenza la historia como en la concepción de la literatura que parece inferirse de su lectura. Y es que la mirada sobre el problema teológico y existencial que plantea esta epidemia de polio es transparente y directa, lo que significa también literal y obvia. ¿Es posible que el autor, llevado por el deseo de verle la cara desnuda al sufrimiento humano, haya olvidado que la literatura cuenta con recursos oblicuos, esquivos y mágicos para deslizar entre líneas dudas, ironías, sobrentendidos y oscuridades? ¿Es la transcripción limpia de una pregunta lanzada a Dios por Bucky Cantor la forma más literaria de presentar una duda existencial? ¿Hay en “Némesis” impericia narrativa al mezclar ideas, trama, fondo y artificio, o tal vez despreocupación? ¿Nos habla un autor muy joven, o uno muy viejo?

No importa qué lugar –menor, mayor o insignificante- ocupa “Némesis” dentro del canon de las obras del autor, cuyo nombre nunca supimos. El libro, una vez abierto en canal sobre la mesa, apenas respira. Lo sostiene con mínima vida el soplo de desesperación de un creador que, como Job y todos nosotros, se ha preguntado por la razón y el origen del sufrimiento infligido por Dios de manera arbitraria. Decidirá el lector si tal idea basta para que un libro aguante una segunda o una tercera lectura.

Existe una novela enorme, que tal vez interese poner al lado de éste. Se llama “The only problem” y la escribió Muriel Spark en 1984 como refutación, glosa o reverso del libro de Job. Para Spark, el problema teológico más digno de consideración era, como para el protagonista y seguramente el autor de “Némesis”, la existencia del dolor en un mundo creado por Dios. Pero aquel libro era mentiroso, fascinante, esquivo y refractario, y éste es directo y honrado, como un cabreo en voz muy alta que pide el abrazo unánime de todos los lectores. Y de hecho, según parece, lo ha conseguido. Ni que lo hubiera escrito Philip Roth.

Fotografía de Iñigo Aragón.

3 comentarios:

Nit dijo...

Curioso, de este libro no había oído hablar demasiado bien, pero, claro, no parece ser una novela nada cómoda (y no hay nada que guste menos a muchos lectores que enfrentarse a ciertos temas). Tenía una profesora (ahora hace ya muuuchos años, je) que insistía en la importancia del título de una novela-relato para el resto de la novela, y Némesis era la diosa griega de la justicia... tanto vista como buena fortuna, como venganza o castigo.
Muy interesante leer tu entrada!

Oscar dijo...

Hombre, Pablo. Bienvenido de nuevo a estos mundos. Se te echaba de menos. La verdad es que no se me había ocurrido comparar "The only problem" con este libro de Roth. Tengo que pararme a pensarlo un poco, ese fue uno de los primeros que le leí a Spark y tendría que refrescarlo un poco. A mi esta novela de roth me pareció muy interesante y muy bien escrita. La verdad es que los críticos de Roth paracen seccionados anatomicamente, a un lado los detractores fervientes, que si pudieran le mandarian un pastel relleno de arénico (Carmen Callil se retiró del panel de jueces del Booker cuando decidieron que se lo iban a dar a Roth. Creo que dijo algo como que este escritor era un caso de "Emperor´s clothes". Por otro los que peregrinan cada año a comprar su libro nuevo. Por cierto que tiene que estar para salir el siguiente. "Nemesis" lo compré calentito en Noviembre de 2010 y va a uno por año. Respondiendo a tu pregunta, yo creo que lo escribe un autor muy viejo, no uno muy joven, uno muy "viejo pellejo" que sabe economizar recursos, que cuando logra desarrollar la historia de manera interesante consigue una buena simbiosis entre una trama interesante que te mantiene atado (La historia de Bucky con su novia es la leche) y sin casi darte cuenta, te pone a pensar. El contraste entre los niños que podían irse al campamento y los que tiene que quedarse en la ciudad o los dilemas morales de Bucky a mi me llegaron muy bien.

Lo dicho, saludos.

Anónimo dijo...

Hola, escribo para decirte que es una muy buena entrada, como siempre, porque no sólo lees el libro, sino que parece que lo "vives", y para agradecerte que hayas vuelto. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que escribiste. Un saludo. Sonia.