16 de diciembre de 2010

The slaves of solitude / Los esclavos de la soledad, de Patrick Hamilton

Este libro, traducido al castellano hace dos años, pasó más o menos desapercibido. Varios blogueros lo reseñaron con emoción (aquí y aquí) pero a otros, por decirlo finamente, se les atragantó. Al crítico de El Cultural le pareció que ni fu ni fa porque esperaba leer "La Colmena", pero fue el Sr. Molina, en la web "Solodelibros" quien se lanzó en caída libre y con un par: que si perspectiva banal, que si estilo plano, que si Hamilton no es un buen novelista...

Yo leí la crítica con los ojos boquiabiertos, como quien dice.

Pero luego recordé que ese mismo señor Molina (que normalmente escribe con atención y cuidado) dijo aquí que no merece la pena "perder el tiempo" leyendo a Penelope Fitzgerald.

Y entonces solté unos tacos de esos que rompen crucifijos.

Porque hay cosas que no se perdonan. Y van dos.

En fin, a lo nuestro. Los esclavos de la soledad, 1947, posguerra en Inglaterra, autor famoso en su tiempo, alcohólico, desfigurado en un accidente, misántropo, etcétera. Su vida está en wikipedia, sin desperdicio.

Los esclavos de la soledad, pues: una mujer en el peor de los momentos.

Miss Roach no está casada, frisa los cuarenta, se considera moderadamente fina y se ve condenada a vivir en un infierno de provincias, Thames Lockdon, ni demasiado cerca ni demasiado lejos de Londres, que está allí, en el horizonte, como una amenaza.

London, the crouching monster, like every other monster has to breathe, and breathe it does in its own obscure, malignant way.

Pero ni Londres ni leches. La vida ha llevado a Miss Roach a una pensión en Thames Lockdon, y no parece querer darle un respiro. El mundo de Miss Roach, que antes tenía un horizonte pequeño pero suficiente, desaparece literalmente en la oscuridad: es la guerra, y el blackout impone que las noches sean negras. Miss Roach sólo ve la pensión asquerosa con su comedor, su escalerita, su descansillo, sus ruidos y sus olores. Fuera, la nada, lo negro, la boca del lobo.

Cuando Miss Roach sale de casa sólo ve lo que ilumina su linterna: un circulito de suelo, camino del pub.

Y así pasan los días en la pensión, llena de personajes-arquetipo (el viejo repugnante, la digna pusilánime, la tacaña) que le recuerdan a Miss Roach cuál es su papel: el de SOLTERONA.

Una solterona en provincias durante la guerra es un drama cotidiano y sordo, un dolor de baja intensidad. Patrick Hamilton mira su obra y dice: echemos aceite al fuego.

Así que entra en escena el teniente americano. Juerga, alegría, juventud, cine juntos y besos de los de verdad. La vida son dos días y Miss Roach, al fin y al cabo, no es una estrecha. No en vano ella trabaja en una editorial en Londres. Y ya se sabe.

Pero dice el refrán que poco dura la alegría en la casa del pobre. Una amiga desvalida, una mosquita muerta, una alemana fresca, una rubia, una víbora, una zorra entra en escena. Se llama Vicki Kugelmann y aparece como quien no quiere la cosa: no tengo donde quedarme pero me apaño en cualquier sitio.

Ya. Seguro.

Y entonces empieza de verdad la novela, que no trata de un triángulo amoroso sino de la hostia que le da la vida a Miss Roach por creerse una persona y no ser más que un personaje: la SOLTERONA.

But was she, after all, an "English Miss" of sorts?...Was she (she must translate these odious epithets into dignified English) insular, too correct, puritanical, inhibited; one who by her lack of vitality, or lack of grace, spoiled the carefree pleasure of others) .

Yes, she is. Sus celos son miserables, su ira una pataleta y su quebranto un berrinche. Quiere matar y ni grita. Y a la mañana siguiente, más de lo mismo. El descansillo, la taza, el plato y el ruido de sus compañeros de pensión, que mascan el desayuno.

Y así sigue la vida en esta novela: gris, repetitiva y asfixiada. Cada día el clavo se hunde un milímetro más, sin terminar de matar.

Tres son, en mi opinión, los grandes aciertos de esta novela:

Un narrador omnisciente y despectivo, que establece la distancia adecuada para que la historia se perciba como un drama protagonizado por arquetipos. Bien, nos dice, vamos a ver el mundo y sus habitantes, que son hormigas, nada más. Pero hormigas ridículas.

El estilo. En relación directa con el punto anterior, la voz del narrador es al mismo tiempo explicativa, neutra y paternalista, como si quisiera remedar al estilo de las crónicas del s. XIX:

Though the Rosamund Tea Rooms was, as regards bedroom accommodation, full up, there was still plenty of space in the dining-room, and Mrs. Payne, whose love of gain over-rode all other considerations, did not hesitate, when the occasion arose, to inflict her regular guests with the company of strangers at meals.

La distancia emocional que la suma de los dos puntos anteriores impone. Pues este libro no se lee como un drama a la manera clásica. La señorita Roach, como el resto de personajes, es mezquina y está retratada sin piedad, de frente. Y a una mezquina no se la compadece.

O tal vez sí. Pues a medida que la trama avanza hacia un final magnífico, se hace más sólida la negra, negra idea que vertebra esta novela: que las vidas de estos esclavos de la soledad no están empequeñecidas por la guerra, aunque ellos lo crean. Son así: nunca llegarán a más.

Apagad las luces, cerrad las cortinas. A llorar.

Fotografías de David E. Scherman

6 comentarios:

Oscar dijo...

Primero, espectacular el artículo acerca de Penelope Fitzgerald de este caballero. Imagino que por eso dicen que "para gustos, colores". Porque yo lo leo y me parece que estuviera hablando de un libro totalmente diferente del que yo he leido hace poco.

Segundo, respecto de este libro. No lo conocía y voy a dar una batida internauta a ver si me decido. Pero ¿sabes?. Tras leer el post, me queda muy claro que crees que el autor es magnífico, pero no me queda tan claro si crees que la novela es una gran obra o solo buena o solo recomendable.

Leyendo la entrada de Wikipedia, me encanta lo de "acerbic black homour" (esos son los mios) y ese elogio de Doris Lessing creo que lo tendré más en cuenta que la crítica del señor Molina...

¿Has leido "20.000 streets under the sky"?. El aspecto es bueno. Y quizá sea menos opresivo que "The Slaves of Solitude" ¿No?

También me atrae "Hangover Square"

Vamos, no se, solo lo digo tras echar un vistazo a la red.

Dice mi mujer que dejes de hacerme gastar dinero... :-)

Pablo Chul dijo...

¡Jaja, yo no asumo ninguna responsabilidad, que la culpa de que haya tantos libros tentadores no la tengo yo!

Este merece la pena, desde luego. Me compré también "20.000 streets under the sky", y me temo de después pueden caer "Hangover Square" y la trilogía Gorse... ¡Esto es un no parar!

Saludos

salvador dijo...

Hola y gracias por este apasionante blog. No sé si es muy político empezar diciendo que estoy bastante de acuerdo con el señor Molina. Penelope Fitzgerald me parece una escritora virtuosa, pero fría. De ella me gustan todos los ingredientes, pero el resultado de sus guisos siempre me sabe a poco. Todas sus novelas tienen un punto desvanecido, pero también cierto exotismo mental que a lo mejor es genial o a lo mejor es que simplemente la señora era así de suya. Os anuncio que Impedimenta tiene en el horno El comienzo de la primavera, otro de sus excelentes e insípidos artefactos narrativos.

Nit dijo...

Hola,

Tarde en encontrar y leer este blog y esta entrada, pero realmente interesante poder leer la opinión de alguien más acerca de este libro. Lo compré y empecé a leer hace como un año... y se me atragantó precisamente por todos los motivos que describes. No por ello me pareció que valiera menos la pena, al contrario, me pareció un reto superinteresante, y fijo me lo acabo en cuanto pueda soportar lo opresivo que puede llegar a ser. Pero ¿que se puede esperar de un libro con semejante título?

Gracias!

Pablo Chul dijo...

Gracias a ti, Nit. Ahora mismo me hago seguidor de tu blog, que tiene buenísima pinta!

Nit dijo...

Nada difícil, la verdad... he leído un poco las entradas y me gustan mucho tus artículos.
Y gracias por lo del blog(aunque no pensé nunca mucho en eso de que lo leyeran otros, así que es un poco sencillo).