4 de junio de 2011

Como todos, nosotros también fuimos historia bajo el cielo negro. Modistas, viajantes, maestros de un año cualquiera en esta España mía, esta piel de toro, esta España muerta. Sol y sombra, coche y manta, una merienda en la cuneta en un paisaje igual que otro. Siluetas contra el fondo, ahora gente, ahora ausencias, siempre nada. Un traje de novia, una mili larga, un sueño en estéreo, roca, monte y soto.

Un rostro sobre una cara, como Dios mandaba. Varios hermanos, langostinos, mujeres cortadas, cartas de baraja en un basurero y un niño que nace sin una promesa y crece sano y fuerte, convirtiéndose en otro. Así éramos. Caza menor, pesca de bajura.

Fuimos tus padres, tus abuelos, tal vez tú mismo hace décadas, cuando nuestra casa era una casa-cuartel y nos sentábamos en torno a la mesa camilla, esperando visita, mano sobre mano y sobre mano fría.

Españoles: Él ha muerto.

De estas cenizas venimos.

Nosotros éramos los que movíamos los labios en misa de tarde. Una sesión doble y un paseo al mismo sitio. Sobre nuestro cuerpo, un cuerpo cualquiera. La pata quebrada el domingo por la tarde, y los niños, a la cocina. Tu recuerdo en otra mente.

¿Para qué tuvimos veinte años?

El coche no arranca.

(Texto de Pablo Chul para el trabajo de collages fotográficos "La sombra en el césped", de Iñigo Aragón).