9 de septiembre de 2009

Jane and Prudence, de Barbara Pym

Jane and Prudence (1953) es, en muchos aspectos, el embrión de No fond return of love (1961), novela con la que comparte, además de trama y personajes, el gozoso tono de broma que emparenta a esta autora con Jane Austen. Porque, como en Austen, en la obra de Barbara Pym hay suficientes elementos para que el lector crítico entienda que aquí todo es una sátira finísima sobre la literatura victoriana, las novelas románticas convencionales, el realismo y las expectativas que la lectura de autores del siglo XIX crea en los lectores del XX.

Mucho de lo que se puede decir sobre una novela sirve para la otra. El narrador es también aquí una parodia del narrador omnisciente decimonónico: se apoya en Jane y, cuatro capítulos más adelante, vuela a Prudence, para después entrar en los pensamientos de cualquier secundario que convenga. Es un narrador juguetón, que se hace presente cada poco ("The remainder of Jane's journey was shorter and less interesting", corta de pronto, como asomando la cabeza), y que muestra su arsenal en el maravilloso, maravilloso, maravilloso capítulo veinte, donde -como en el cuarto de No fond return of love-, viaja de personaje a personaje en un largo y elegante plano-secuencia que cierra definitivamente la historia.

Las referencias meta-literarias son también constantes. El trasfondo explícito son Austen y Trollope ("That only happens in the work of your favourite novelist...", capítulo dos, o "...when she thought it over, Jane decided that she was really much more like Emma Woodhouse", capítulo nueve) y, como es habitual, los poetas metafísicos ingleses del siglo XVII. Pero Pym usa aquí las alusiones literarias con la intención de recordar al lector que lo que tiene entre manos no es un equivalente de la vida sino una novela sobre las novelas, y lo hace a través de las lecturas de Prudence, que sí aspiran a mostar el amor como un fenómeno complejo y adulto (...it described a love affair in the fullest sense of the world and sparing no detail, but all in a very intellectual sort of way and there were many quotations from Donne. It was difficult to imagine that her love for Arthur Grampian could ever come to anything like this, and indeed she was hardly conscious of him as she read on into the small hours of the morning to the book's inevitable but satisfying unhappy endind", capítulo cinco; y "...a novel of the kind that Prudence enjoyed, well written and tortuous, with a good dash of culture and the inevitable unhappy or indefinite ending, which was so much life like", capítulo diecisiete). Es decir, que la autora nos recuerda que estamos dentro de una novela de Barbara Pym -quien, por cierto, aparece disfrazada de Barbara Bird para despejar dudas: "Miss Bird's readers know what to expect now and they will not be disappointed".

Bien: esto es postmodernidad con veinte años de adelanto.

Jane y Prudence son tan similares a Dulcie y Viola (de No fond return of love) que, en realidad, parecen los mismos personajes: una casada desencantada y una solterona enamoradiza, compañeras en esfuerzo imposible de hacer casar la realidad de sus relaciones con los hombres con la imagen poética, sentimental e imaginaria que tienen del amor. Pero aquí están dibujadas con trazos más sencillos, lo que refuerza el efecto cómico; por ejemplo, la deriva hacia la histeria que padecerán Dulcie y Viola es aquí menos evidente, más inesperada y, por eso, más amenazante, como vemos en el viaje de Jane a Londres (con la combinación asomando y la extraordinaria escena del foie gras), en la relación de Prudence con sus compañeras de trabajo y en las constantes salidas de tono de Jane ("Oh, I can understand people renouncing the world!"...capítulo trece, y "How that must put you in mind of your own mortality!"...en el sexto).

La elección de los objetos en los que los protagonistas se proyectan subraya el carácter lúdico de esta magnífica novela, y en en ese aspecto donde la imaginación de Pym, como es habitual, se muestra inmensa: la cabeza del enano de jardín que Jane entrega a Fabian, el vestido de verano que Jane saca del cajón para ponerse a la altura de su hija, la colección de jabones con forma de animales que Nicholas adora, el esmalte de uñas de Prudence, el guiso de corazon en casserole que Fabian come, la oruga en la comida(*)...todos elegidos como inspirados correlatos del estado sentimental de los personajes.

Pero esta novela es más cómica que No fond return of love porque basa su humor en lo absurdo del abismo entre hombres y mujeres, tema hacia el que apuntan las acciones de todos los secundarios. Los capítulos de Prudence entre sus compañeras de oficina, con el té y el Nescafé de fondo, son irresistibles, y el capítulo dieciocho, que culmina con una mancha con la forma de Italia en el vestido de Prudence, se lee entre carcajadas porque es absurdo, tierno y cruel.

Jane and Prudence se puede leer de un tirón, en un crescendo de seis o siete horas de placer. Y seguramente se cerrará con ganas de ir a por la siguiente novela de Pym, pensando tal vez que Philip Larkin acertase al decir: "Preferiría leer un nuevo libro de Barbara Pym que uno de Jane Austen".

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(*) No recuerdo bien el capítulo, y cito de memoria, pero la misma oruga aparece en una coliflor en "A glass of blessings" o en "Some tame gazelle", en una frase como "it would take a modern poet to put that caterpillar into words -Eliot, perhaps".
** Autocromos de Georges Gilon